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jueves, 5 de mayo de 2011

Capitulo 13

26 de Septiembre: No me mientas por amor, miénteme porque me quieres.

Cuarto día. Cuarto día. Cuarto día. Lara no paraba de repetírselo, tal vez para creérselo , tal vez para recordar su suerte. ¿ Quién sabe? Su vida se había puesto patas arriba literalmente, lo que era blanco , negro, lo que era negro, blanco. Increíble, ver como cambian las cosas, empezar de cero, cambiar todo lo que pensabas, sustituírlo por un único pensamiento : él. Dejar de ser madura para convertirte en una niña en sus brazos, dejar el cerebro a un lado y prestarle el privilegio de pensar al corazón durante interminables besos y abrazos. Lara estaba en una nube, peor, estaba volando ella, suena cursi pero cuando estás enamorada o aproximadamente cerca, todo es posible.
Una música la sacó de sus ensoñaciones: “ Estrella se pinta de blanco el pelo y dice…”
No recordaba día en el que no hubiera cambiado el politono de su móvil, canciones viejas, tristes, nuevas… Aquella que encontrase primero, aquella que le recordara algo, pequeños detalles del día.

-¿Nico?
- La bella durmiente, al habla la pesada y la guapa, te puedes imaginar quien es la guapa...- sonó un golpe y unas risas detrás del teléfono- ¿ Se puede saber donde te metes cuando tengo una crisis? Sal antes de casa, ¿diez minutos?, desde que te rapta el Samuelillo no te nos acercas. No me repliques, peina esa piña que tienes por pelo y ven. Ya.

Diana y Nico colgaron a la vez que sonaba un largo beso y el inicio de una frase de Lara. Se miraron a la vez, amigas, unidas ante todo y por todo. Se conocían mejor que nadie en el mundo, sufrían si la otra lloraba y sabían cuando se encontraban mal o simplemente necesitaban una llamada.

-¿ En qué piensas?
-Está enamorada- Diana asintió con la cabeza- Espero que Samuel esté igual- Nico se había puesto de repente seria, Diana la cogió de la mano y se echaron a andar, pensando en su amiga, alegrándose pero, ante todo, temiendo por ella.

Lara había llamado a Samuel tres o cuatro veces, se moría de ganas por hablar con él pero no quería parecer pesada. Crisis de adolescentes, llamar o no llamar, parecer una neurótica o una pasota empedernida. Lara siguió caminando, un último intento:

“ Samuel ¿ qué tal? Bueno, ¿nos vemos en el colegio no? Cuarto día. Un beso.”

Releyó el mensaje, lo borró, volvió a escribir lo mismo añadiendo una letra. No la gustaba, no la terminaba de convencer pero lo envió para empezar a esperar ansiosamente la respuesta. ¿Cuándo se había convertido en una persona ansiosa? Estaba pasando por todas las fases… respiró profundamente, se envolvió en su chaqueta, esa mañana hacía frío. ¿ Un mal presagio? Necesitaba hablar con sus chicas. Llegó a la entrada del instituto, estaban sentadas en las grandes escaleras. El Instituto San Germán sobresalía por detrás de sus cabezas, sus altas columnas dóricas que terminaban en un techo circular la daban la bienvenida a aquella pequeña reunión improvisada.
-¡ Lara, aquí!- como si no las hubiera visto, brillaban más que el resto. Besos, abrazos, bromas sobre el aspecto y una palabra
-¿ Crisis?
- Vale chicas, os cuento, este fin de semana hay una fiesta en el “ Descampado”
-¿ Descampado? ¿ Se puede saber que es eso? Suena asqueroso…- Diana optimista
-Suena a alcohol por el suelo y otras cosas peores…
- ¡Niñas, dejadme acabar, sois unas agonías! Se llama así pero es una urbanización o no se qué líos. José me ha invitado y…
- ¿José, Nico? ¿Otra vez? ¿ No te acuerdas como terminó la última vez?- Nico miró hacia el suelo, pocas veces dudaba pero estaba nerviosa. A Diana le tocaba el papel de mala, Lara suavizó.
-¿Quieres que te acompañemos? Puedes contar con nosotras, yo no tengo nada mejor que hacer, en serio, se lo digo a Samuel y que venga…
-¿En serio?¡ Sois las mejores! – las abrazó. -Pero una cosa… os tengo que advertir que la gente que va a ir es de lo peor… motos, alcohol, cuero a montones, tabaco…
- Bueno… ¿fiestas mugrientas también se incluyen en la lista de “ cosas por la amigas”?
-¿Lara, en esa lista también viene que me tienes que dejar el vestido azul ceñido? –Nico sonrió, Lara no tanto pero después de un rato le devolvió la sonrisa. Diana no tardó en seguirlas. Sentadas en unas sencillas escaleras, comentando los problemas de su vida como si fuera lo peor que pudiera pasar, sin percatarse, tan solo un segundo, de lo que sucedería el día de mañana.

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