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jueves, 5 de mayo de 2011

Capitulo 15

-Un, dos, tres…
Parecía mentira, corriendo como una niña, escapando de él aunque irremediablemente la encontraría. Aunque intentara esconderse en el mejor lugar, aunque corriera muy deprisa él la hallaría. Pero eso la hacía pensar, ¿se dejaba encontrar? Tal vez, no se arrepentía de reconocerlo. Quería que la encontrara para que la susurrara una y otra vez lo guapa que estaba a pesar de llevar el pelo enmarañado y unas grandes ojeras. Quería que la acariciara con aquellas manos grandes el cuello y que la pusiera la piel de detrás de las orejas de gallina. Quería que la cogiera, que no la soltara, quería ser única y dueña del momento, no sentirse inferior porque, por primera vez, había encontrado alguien con el que poder ser ella misma.

Hace dos horas:

Samuel la seguía de cerca, pisando sus talones, bromeando con ella y tocándola el pelo de vez en cuando. Lara dirigía aquella vez, decidida, con paso firme, ahora conocería a la Lara seria, madura, fuerte. Le encantaban todas sus vertientes. Atravesaron un parque que parecía no tener más salidas, Lara tomó un camino de arena que le condujo a un corredor que muy poca gente conocería, solo aquellos niños curiosos que jugaban al escondite o los enamorados que buscaban un sitio privado. Llegaron a una calle antigua de la que Samuel jamás había oído hablar, parecía ser una calle fantasma , en las que se puede respirar el olor a despedidas, besos en el portal, desilusiones y llantos, alegrías y momentos felices. Todo estaba en silencio, muy poca gente conocería aquella calle puesto que para fijarse en ella se debe contemplar con otros ojos el mundo. Saber ver la belleza en unas casas medio derruidas por los años, prescindir de los materiales y fijarse en cada detalle, en cada balcón. Bajos edificios con las puertas cerradas, el recuerdo de las personas que vivían allí les saludaban desde los viejos balcones. Solo estaban ellos dos pero Lara no tenía miedo de volver, ya no. Pasaron delante de varios escaparates vacíos… Lara, contenta, contaba una historia, tal vez inventada, tal vez real… Saltando en la calle, convirtiéndose por un momento en la guía improvisada de aquella fantasmal calle escondida:

-Mira Samuel, sígueme- Samuel lo hizo, haría todo lo que le pidiera, agarraba su mano fuertemente para que no se marchara muy lejos- En esta tienda se vendían elegantes vestidos, las damas paseaban ataviadas con sus paraguas y sus bolsitos de mano, cogiendo del brazo a sus elegantes caballeros que no muchos días atrás compraban en esta tienda de al lado un diamante de más de diez mil quilates para pedirles a sus amadas en este restaurante de aquí que se casaran con ellos. En medio de la calle, arrastrando los pies y esquivando los carros de caballo, las pobres criadas observaban con envidia los pálidos rostros de cabellos rubios y sonrisas sonrojadas de la mano del hombre del que llevaban años enamoradas en silencio. Un pobre joven compraba en esta pequeña tienda una máquina de escribir para poder mantener a la criada que antes suspiraba por el caballero y librarla de su miseria. Seguro que era un hombre romántico y mucho más hermoso que los otros caballeros, por eso la dama del principio, mientras cogía del brazo a su prometido, giraba la cara en este punto de la calle y le sonreía con los diamantes que tenía por dientes. Después todos se perdían, marchándose con sus tristes historias y con la esperanza de encontrarse en una vida mejor… Mi abuela siempre me contaba esta historia y decía que los fantasmas de aquellos que esperaban algo más en vida que no les llegó, deambulaban por esta calle, impidiendo que la destruyeran e intentando lograr lo que siendo humanos no pudieron llevar a cabo. También decía que solo los privilegiados podían conocer esta historia de nombres y rostros desconocidos…

-Tu abuela parece ser una mujer increíble…
Lara le sonrió con tristeza pero con gran amor, y evitando responder tal vez para que las lágrimas no se desbordasen de sus ojos, se dio la vuelta y le preguntó:
-¿Tú te quedarías en este mundo si no puedes cumplir algo a lo que has dedicado tu vida?
- En ese hipotético caso yo… no lo sé, la verdad. ¿Podría haber algo tan importante como para dar la vida?
-Esa no es la pregunta… la pregunta es: ¿Hay algo que creas que no puedes cumplir?
- ¿Siempre tienes que jugar con esas preguntas?
Lara se ríe y le besa en los labios, cuando se aparta Samuel la retiene, jugando al ladrón y al prisionero la devuelve el beso, esta vez es él el que no tiene miedo. Sabe las respuestas a todas las preguntas, ella es su vida, punto. Si ella desaparece, desaparece con ella. Si ella se queda, el va detrás. Os parecerá increíble, empalagoso, que en tan solo una semana escasa dos personas puedan llegar a quererse, podéis no creerlo, podéis pensar que la historia es una ficción pero cuando algo nace, es muy difícil que se extinga y si nace con tal intensidad, no se apagará nunca… Cuando llega el momento da igual que pasen dos años que dos meses que dos horas, porque amigo, cuando te enamoras, el tiempo pasa demasiado deprisa y si lo aprovechas desde el primer momento, no sentirás nunca que lo has desaprovechado. No preguntéis como, cuando se quisieron dar cuenta, jugaban como locos al escondite, escondiéndose en las tiendas y en los portales de las casas, detrás de los escasos muros…. Varios pensamientos “Corre pero no te escapes, anda tan deprisa como el viento, te encontraré ahí, ahí también, no me lo pongas fácil pero tan poco tan difícil…” Se olvidaron por un momento de las terceras personas, de los problemas, de los encontronazos con el destino, se olvidaron por un momento de la ciudad y sus prisas, solo quedaban ellos. ¿Había algo más importante?

Después de varias horas, cuando los rayos del sol comenzaban a volverse naranjas y la luna anunciaba su presencia, se dejaron caer exhaustos, ella en los brazos de él, estaban en una tienda abandonada sobre un raído mantel que debió haber sido maravilloso en sus tiempos.

-Hoy ha sido uno de los mejores días de mi vida- susurró Lara, pensando en voz alta, tal vez, apoyada en el pecho de Samuel, con su mano acariciando su cuello, escuchando los latidos del su corazón. Samuel paró de mover la mano sobre la espalda de Lara.
-¿No ha sido el mejor?- Samuel hizo como que se enfadada, dándose la vuelta, dándole la espalda. Lara se quedó boca arriba sonriendo.
-Dame tiempo pero Samuel, no se como lo haces ni como lo has hecho hasta ahora pero cada día es inolvidable, increíble. Me cuesta dormirme pensando en el próximo día y me levanto recordando lo que ha sucedido, las palabras que hemos intercambiado y las que no…- Samuel se levantó de pronto, se había quedado sin palabras, no quería que Lara reconociese aquella mirada. Había estado pensando todo aquel tiempo en contarle lo que había pasado, todo lo que había hecho pero no lo hizo. Se sentó a su lado de nuevo, sonriéndole, ella le miraba preocupada, estaba guapa sobre aquella especie de manta improvisada, rodeada de un paisaje espectacular. La cogió por debajo de las rodillas para colocarla sobre las suyas. Con una mano en la cintura y la otra debajo del cuello, acariciándola suavemente.
-Sabes que tu eres mi día, Lara. Y siempre que estés a mi lado, intentaré que nadie te haga daño…
Era muy fácil decir aquellas palabras pero Samuel no se daba cuenta de que, en realidad, el único que podía hacerle daño era él. Llegaron a casa de Lara más tarde de lo habitual, tras un dulce beso cerraron aquel espectacular día sin poder esperar el día siguiente. Lara dejó su mochila y se miró en el espejo, era increíble lo que hacía el amor, se veía guapa, no increíblemente guapa pero más de lo habitual. Las mejillas sonrosadas, los ojos brillantes, el pelo suelto en bucles alrededor de una cara un poco más estilizada, feliz. Después de pasar un rato con su familia se conectó al MSN para hablar con las personas que más la entenderían. Nico y Diana la esperaban ya y se lo contó todo, sus palabras y sus miedos, la tranquilizaron y animaron, la quisieron pero sobretodo, la apoyaron, la dijeron lo que quería y lo que no quería oír. Después de un rato, Álvaro abrió una conversación:
-Lara, tengo que hablar contigo, es muy importante. Mañana a las siete, es sobre Samuel.
Y se desconectó dejando una traición a sus espaldas y dudas en una confundida Lara. En el amor todo vale.

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