No habían hablado mucho desde que Álvaro le vio agarrando la manoa la chica de la que estaba enamorado, le desgarró el alma, estaba en el lugar en el que tenía que encontrarse él. Jugando con sus labios, dejándole la sudadera, acompañándola a casa, deshaciendo su trenza, susurrándola al oído. Pensarlo le dolía más de lo que nada le había dolido en el mundo. Pero así eran las cosas, él era el mejor de Lara, ya llegaría su momento.
De repente oyó un ruido en una fábrica abandonada que había un poco delante. La curiosidad pudo con Álvaro y se asomó a una de sus ventanas. Cinco o seis hombres rodeaban a un chico, que parecía ser… Álvaro se asomó un poco más , no alcanzaba a verle del todo Escuchó lo que gritaban:
-¡No puedes hacer eso! Todos estos años hemos estado haciendo todo lo posible para que tu…
- ¡Pues hacemos otra cosa!
- ¡No podemos, chaval, lo hemos intentado todo! Tienes que hacerlo para eso volviste aquí, para eso has estado aguantando estos cinco años…
- No puedo… - al chico le temblaba la voz pero estaba decidido, parecía hablar un poco en susurros por eso no reconoció su voz hasta que no levantó la cabeza. Samuel. A Álvaro le escocían los ojos, le pitaban los oídos…
- ¡Claro que puedes! Unos días más, solo unos días más….
-No
- ¡ No puedes echarte atrás, te he estado educando durante este tiempo para que llegues a hacer lo que te propusiste cuando llegaste aquí llorando y temblando….!
- Lo siento… pero..
- Piensa en tu padre, Samuel, piensa en lo que pasó, se lo merece, esa familia se lo merece.
- No.
-Tienes que recuperar lo que es tuyo, ahora es fácil, mañana o pasado te daré los papeles para que…..
- No voy a usarla, no pienso enfrentarla de ese modo a…
-¿ Es por eso? ¿ Por una chica?
- No. Es porque no quiero ser como él, no quiero utilizar a la gente, no quiero.¿ Me entiendes?- Samuel estaba alterado, nunca le había visto así. ¿ De qué estarían habando? No paraba de tocarse el pelo, se lo echaba para atrás temblando.
- Era una semana, ese era el trato, no era difícil y lo has hecho genial, nunca pensé que funcionaría pero ahora lo veo muy claro, te falta muy poco para conseguir lo que te pertenece, para hacer lo que tus padres querrían que hicieses..
- No sabemos lo que querrían…- ¿Sus padres habían muerto o dónde estaban? No recordaba conocer a nadie de la familia de Samuel, siempre se iba solo a casa, no le iban a buscar…
- Esto, ver a su hijo luchando por lo que le pertenece- El más mayor de todos los señores, el pelo que fue negro maltratado por la edad, la barba de tres o cuatro días, los hombros cansados, la mirada perdida…. Le colocó la mano en el hombro, como un padre, Álvaro se imaginó que debía ser la única figura paterna que tenía- Te lo he dado todo, Samuel, todo lo que has querido hasta que pudieras conseguir tu solo lo que por derecho te pertenece… y ahora lo tienes muy cerca. Piénsalo.
- No hay nada que pensar. No voy a hacer daño a nadie.- Samuel se levantó, apartándose del señor, como si supiera que si se quedaba más tiempo le convencería.
-Samuel- y Samuel se giró, cansado- Piensa en las consecuencias. Si no lo intentas tú, lo haré yo a mi manera. Tienes una semana.
Samuel salió corriendo de la fábrica como si su presencia le quemase. Álvaro se apartó de la ventana, Samuel ya se había ido en su moto.¿ Que debía hacer? ¿ Se lo contaba a Lara? Samuel era su amigo, primero lo hablaría con él pero no es de amigos quitarle a uno la chica de la que está enamorado… Los cascos descansaban en su pecho, Álvaro se los puso y siguió caminando por la calle.
Lara estaba histérica, loca, ansiosa… Habían pasado cuatro horas de interminables toques a Samuel y notitas a sus amigas. ¿ Qué le habría pasado?
Pasó la mañana deprisa, ya no quedaba nada para que terminara y él no había aparecido. El timbre sonó y el corazón de Lara dio un vuelco. ¿ Dónde estaría Samuel, esperándola? Corrió por las escaleras, chocándose con todo el mundo, tirando libros, regalando “lo sientos” y llegó a la puerta principal pero él no estaba.
Desilusionada se dio la vuelta y se sentó de nuevo en las escaleras, como aquella mañana, cerrando los ojos e intentando escuchar sus propios pensamientos. “Tranquilízate Lara, tranquilízate…” No se dio cuenta de que alguien se sentaba a su lado, solo le vio cuando sus labios estaban muy próximos a su cuello y susurraban:
-¿Esperas a alguien?
Se sobresaltó al principio, pero ahí estaba, guapo, guapísimo, una cazadora ajustada y le pelo largo enmarcando sus bonitos ojos, todo en él era perfecto y le estaba sonriendo como si el resto de estudiantes no estuviera a su alrededor, como si solo existiera ella.
-¿ Dónde has estado?- Fue la pregunta que dijo, maldito subconsciente- Digo, bueno no quiero decir que haya estado preocupada ni nada, se me ha hecho raro…
Y ahí la besó, después de toda la mañana, ahí estaba por lo que había suspirado y había temido no volver a sentir. La abrazó como si llevaran años sin verse, con pasión, tirando de ella, no importaba que estuvieran a las puertas de un instituto abarrotado de estudiantes. Le acarició la cintura, la espalda, hasta llegar al cuello para descender hacia sus mejillas.
- No he podido venir antes, lo siento. Pero ahora que estoy aquí, ¿ donde desea ir la princesa? ¿Tienes otros juegos extraños?
- Qué bobo… no, había pensado enseñarte un lugar muy importante para mí.
- Me parece perfecto, tú me dices donde conduzco…
- Hay que ir andando, no está muy lejos…- Lara se puso seria de repente y Samuel la cogió la mano.
- Voy donde tu me digas como si hay que ir arrastrándose.
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