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jueves, 5 de mayo de 2011

Capitulo 8

-¿Samuel?- repitió Lara, un poco asustada. El agua sonaba muy fuerte, el paisaje era hermoso pero aterrador. Estaba sola. – Deja de jugar, Samuel, sal. Caminó, un paso , dos.. Una rampa, casi tropieza. ¿Por qué la había dejado sola Samuel? Pensándolo bien, no lo conocía… no…. Un golpe, gritó. Era solo un pájaro.

-¿Lo ves? No puedes vivir sin mi- le susurró Samuel al oído, lento, suave, irónico. Una mano descendía desde el cuello hasta el codo de Lara, una y otra vez. Lara se apartó aunque era lo último que quería y empujándole le gritó:

-¿Pero estás tonto?
- Me encanta cuando te enfadas…
-Bff..
- Y cuando suspiras- Lara se tocó el pelo
-Y cuando estás nerviosa, te colocas el pelo detrás de la oreja una y otra vez, tengo ganas siempre de hacerlo yo, pero no sé si…- y se acercó más- Me encanta cuando te muerdes el labio y piensas que no te está mirando nadie, aunque en realidad…. – y se acercó más- me encanta cuando quieres hablar siempre, cuando te pierdes en un mundo al que me gustaría acceder, me gusta que seas indecisa, me gusta saber que no has estado nunca enamorada…
-Pero yo…- intentó interrumpir Lara, Samuel la calló colocando su frente sobre la suya.
- Me enfadaría mucho si supiera que lo has estado y que no soy el primero.
-Tu no eres…
- Me encanta que intentes mentirme, porque no sabes hacerlo y tus ojos miran al infinito, muy lejos de los míos, me encanta que me evites…. Pero… ¿ Lara? ¿Sabes lo que más me gusta? Me gusta saber, que por mucho que lo ocultes y lo niegues, no paras de pensar en mi, a cada instante, a cada segundo, cada momento- y la besó, fue un beso largo e intenso, sus manos en su pelo, agarrándola para que no se fuera, aunque sabía que no iba a hacer. Pero, aunque sabía lo que tenía que hacer, ¿Porqué no paraba de latirle el corazón? ¿Por qué no podía dejar de acariciarla, de intentar rozarla? ¿Por qué se moría de ganas de besarla? ¿ De sentirla cerca? La abrazó más, ella se dejó besar. Después se separó , la acarició la cara suavemente, mirándola a los ojos. Solo pensaba en Lara, su Lara.

-¿ Nos bañamos? – Lara se sorprendió por la petición y se rió. Samuel se apartó de ella, un poco molesto.
-No es una broma. Vamos a bañarnos.
- ¿Cómo?
-¿ Pues cómo va a ser? ¡ En el agua princesa! – y le golpeó cariñosamente con el dedo en la frente. Se quitó la camiseta y el pantalón, quedando en ropa interior que parecía el bañador. Después llegó al borde del lago y con un elegante salto, calló en el agua. Tras unos instantes, salió a la superficie de nuevo, quitándose el pelo de la cara. Era guapísimo.
-¿ Quieres que vaya a por ti?
Lara dudó, si o no, respuesta clara, el “no sé” es de cobardes. ¿ Se tira a la piscina de cabeza ( y nunca mejor dicho) o deja pasar el momento? Samuel la espera , con esa sonrisa, con esas manos, con esos labios…. Pero… ¿ y si la está engañando? ¿ y si pasa algo? ¿Y si se enterara su madre? Es tarde, no ha llamado ni a sus amigas ni a Álvaro. Otra vez, indecisa. Pero le mira, a los ojos de nuevo y después a su sonrisa. Deja de pensar, deja de dudar, el pero se esconde en la mochila que cae cerca de ella. Despacio se quita la chaqueta, la camiseta es lo suficientemente larga como para ocultarse hasta caer al agua. Se quita las zapatillas y deja resbalar el pantalón hasta el suelo. Lo coloca todo con cuidado cerca de su mochila. Samuel la sigue mirando, su pelo, sus brazos, sus piernas bronceadas… De abajo a arriba, de arriba abajo. ¿Por qué no puede parar de sonreír? Se mueve con esa gracia, ese “no se qué oculto”:.. Está deseando tenerla cerca… ¿Pero en qué está pensando? Lara está lo suficientemente cerca, es vergonzosa, también le gusta eso, mira al suelo pero desafiante como si hubiera mucho escondido en su persona. Con un angelical salto y un atlético movimiento, Lara cae al agua y nada unos instantes para alejarse divertida de Samuel. Samuel la persigue, sorprendido en un primer momento, irónico se acerca, ella se aleja.. se persiguen, se buscan con la mirada, se intentan agarrar pero Samuel es más fuerte y llega hasta a ella en un momento de indecisión. Lara ríe, Samuel está muy cerca de ella, sus manos sostienen su espalda, la cintura, después vuelven al cuello. Ella está de espaldas, aprisionada entre la pared y él.

-¿No te he dicho que no te voy a soltar nunca?
-Mmm..., aún no. ¿Quién dice que no voy a ser yo la que me aparte de ti?- y le miró a los ojos, por una vez dueña del momento. Él la sostuvo la mirada, cómplice de su risa. Y después se dejó llevar por el momento, no estaba planeado… la besó la mejilla, la punta de la nariz, la frente, la besó la barbilla, la besó el cuello y el hombro, hasta llegar, muy despacio a sus labios, se juntaron, se separaron, se miraron a los ojos y se volvieron a besar. Ellos.
-Lara, ven, te quiero enseñar algo.
-¿ Más cosas?
Samuel nadó despacio hasta una de las orillas, observó unos árboles, y se giró, la dio la mano.
-Confía en mi Lara, sígueme. – y se sumergió, Lara hizo lo que le mandaba, tras unos segundos, llegaron a una especie de fosa oculta en el lago, había un agujero y tras el agujero una cueva. Lara salió a la superficie, muy sorprendida, la mano de samuel apretaba todavía la suya.

-Es…precioso, precioso de verdad- una cascada brillaba majestuosa al fondo de la cueva, las gotas eran perlas, el aire melodía, sus voces las notas, sus ojos los privilegiados en contemplarlo. Samuel siguió nadando hasta quedar debajo de la cascada, era difícil mantener la cabeza en la superficie pero los dos se ayudaban a sostenerse, muy juntos, como si nada pudiera con ellos. Lara se tumbó sobre el agua, dejando que las gotas acariciaran su cara, Samuel hizo lo mismo, sus manos seguían juntas. Lara fue la primera en hablar:
- ¿Por qué yo Samuel? Hay muchas chicas en el instituto que..
-Lara, ¿por qué tú?. No lo sé, tampoco lo voy a pensar, ha pasado…- Sonaba claro, decidido, fuerte… pero en realidad tenía miedo. ¿Cómo podía tener miedo de perder algo que acababa de comenzar?

Lara se calló, no preguntó más, quería disfrutar de él, de todo, era tan especial, ni el poco tiempo, ni lo poco que sabía que él importaba. Después de un rato salieron de la cueva, llovía fuera aunque el sol seguía brillando.

-Es increíble, has cumplido uno de mis sueños- Samuel la miró desconcertado.
-Nadar bajo la lluvia.
-¿Nunca has nadado bajo la lluvia?
-Mi madre me ha dicho desde pequeña que es peligroso. Estar en el agua y una tormenta…
-Visto así, todo es peligroso.
-Todo lo es.
-¿Yo también?
-Tú el que más.
-Es bueno saberlo- y se volvieron a besar, bajo la lluvia, un tercer beso, un cuarto, un quinto….después salieron, Samuel primero, ella se quedó un rato más disfrutando de su extraño sueño. Él la observaba La canción de U2 comenzó a sonar, su móvil, vio el nombre en la pantalla y suspiró, el mundo no había cambiado, la realidad seguía pesando.
-¿Lo has hecho ya?- preguntó una voz áspera a Samuel al otro lado de la línea.
-Más o menos, ya ha caído. Unos días más y hará lo que le diga.
-Tu padre estaría orgulloso ¿lo sabes no?- Y Samuel colgó. Entrecerró los ojos, la lluvia caía sobre sus hombros pero quemaba, ya no brillaba, ya no era bonita. Lo único bonito estaba dentro del agua, nadando y sonriéndole, y él iba a perderla,

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